Este año de corzos ha sido diferente al resto, hemos atravesado unos meses muy duros sin poder salir de nuestras casas por el Covid.
Esto nos ha impedido poder ir a nuestros cotos de caza a controlar los corzos para el mes de abril y mayo.

Las primeras salidas al campo fueron posibles a partir de junio, un mes en el que es mucho más complicada la caza de este animal debido a la altura de las siembras y las altas temperaturas que les hacen salir muy tarde.

Abierta de nuevo la temporada corcera, pude desplazarme a uno de nuestros cotos de Soria para localizar los primeros corzos.

En este primer mes, pude subir pocas ocasiones y, localicé bastantes machos jóvenes. Ninguno de ellos era lo que estaba buscando.
La temporada iba pasando, y no había nada que me llamara la atención, hasta que llegó el esperado celo.
En cuanto se empezaron a ver los primeros signos de celo, nuevos corzos empezaron a dar la cara, pero había uno de ellos fuera de lo normal , UN TORPEDO!!

No hacía falta observarlo mucho para ver el porte que tenía, un corzo simétrico, con una altura y perlado espectacular!

La gran pena en este momento es que era uno de esos días que subí al campo simplemente con mi cámara y dejando el rifle en casa, por lo que no tenía otra opción que fotografiarlo y disfrutar del momento.

Volviendo a casa ya estaba pensando en el rececho del día siguiente y en sí ese gran corzo volvería a estar por la zona.

Al día siguiente a las 6:00 me encontraba en el campo esperando las primeras luces del sol para poder buscar mi gran corzo.
Ahí estaba yo, sentado al pie de un pinar, esperando verle salir a la tierra donde le vi el día anterior. Tras 40 minutos intensos, mi gran corzo dio la cara y salió tras una hembra encelado.

Mis Prismáticos me marcaban 450 m. Mucha distancia para mí, por lo que tuve que realizar un acercamiento a gatas por un rastrojo alto para evitar ser localizado.

Conseguí acercarme hasta los 200 m, una distancia más que buena, pero debía darme prisa antes de que el corzo me ganara distancia.
Me tumbé en el suelo, saqué mi bípode, encaré al corzo y respiré muy profundamente. El corazón se me iba a salir del pecho, pero logré calmar mis pulsaciones para efectuar un gran disparo y hacerme con El Torpedo.

Cuando le llegue al animal, era incluso más grande de lo que pensaba. El más grande que tenía sin lugar a duda.

Todo esto fue posible gracias a mi equipo de Excopesa, compuesto por mi Sauer 100 en 7mm, mi Zeis V6 2.5 – 15 x 56 y mis balas Geco express, 

Si has llegado hasta aquí, gracias por leer mi aventura y espero que pronto podamos tener una juntos en el campo. Para ello, solo tienes que pinchar aquí.

Nos vemos en el campo con BIGTROPHY.